¡Por la despenalización del aborto!

¡Contra la moral conservadora: educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir, aborto legal para no morir!

Escrito por Rosa, Feminismo Socialista México.

A lo largo de los años, la derecha ha construido el estigma de que el aborto es moralmente equivocado y socialmente inaceptable, llegándolo a comparar incluso con el asesinato. Este estigma ha generado rechazo, insultos y violencia obstétrica hacia las mujeres. Culpabilizándolas, intimidándolas, avergonzándolas e incluso encarcelándolas sin considerar las razones por las cuales una mujer toma la decisión de llevarlo a cabo.

El aborto según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo define como la terminación espontánea o inducida de la gestación cuando el producto todavía no es viable fuera del vientre de la mujer, y esta práctica ha sido reconocida por la ONU como un derecho personal y un derecho a la salud reproductiva de las mujeres. En México esto no es diferente pues el aborto no es considerado un delito, pues dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 4to, se hace mención que: “toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de los hijos”. Claro que, incluso reconociéndolo como derecho a nivel nacional, dentro de los códigos penales estatales se reconocen causales por los cuales el aborto se ha considerado un delito.

Esto conduce a una serie de discursos que estigmatizan el aborto, incluso dentro del sector salud. La Asamblea General de las Naciones Unidas predispone que los sistemas de salud deben capacitar y equiparar a quienes ofrecen estos servicios y tomar medidas para asegurar que el aborto se realice en condiciones adecuadas y sea accesible. Esto supone que, independientemente a la legislación de los estados, el personal de salud debe brindar la información necesaria para que las mujeres sean conscientes de las circunstancias en las que pueden acceder a ese derecho, y que si en ese estado no existen las condiciones legales, entonces se le brinden las herramientas que la designarían a los estados en los que ella podría realizarse un aborto. Esto también nos dice que el sector salud, debe reconocer al aborto como un derecho y ser también objetor de consciencia. Desgraciadamente el ser objetor de conciencia en este sector es una decisión personal y no institucional. Esto ha conducido a que el personal del sector salud se rija por lo que considera sus principios morales, negando así en muchas ocasiones, la información necesaria para que las mujeres no se vean obligadas a abortar clandestinamente. Para nuestro consuelo, no se pueden negar el aborto, bajo ninguna circunstancia, en casos de violación.

Pese a que en nuestro país, el aborto es un derecho condicionado y esto ha puesto una barrera a muchas mujeres, aún existen sectores dentro de este (normalmente regidos por estrictas normas religiosas) en los que se cuenta con la prohibición absoluta del aborto, provocando miles  de muertes de mujeres de todas las edades, que han tenido que recurrir a centros clandestinos de aborto. Por supuesto, quienes mueren en dichos centros son mujeres con menores recursos económicos que no pueden viajar a la Ciudad de México o a Estados Unidos para realizarse un aborto de manera segura. Somos pues, las mujeres trabajadoras y las oprimidas quienes fundamentalmente somos objeto de la moral burguesa que nos plantea el supuesto dilema de asesinar a un hijo, mientras al mismo tiempo el sistema nos asesina de hambre, explotación y abortos clandestinos. Es pues una moral opresiva, que no pertenece a nuestra clase ni a nuestra forma de vida. 

Los pro-vida de la derecha mexicana, han generado discursos de odio al movimiento feminista, por nuestra lucha para la despenalización del aborto, aludiendo a argumentos burdos que se sujetan a una falsa moral regida por concepción que ellos tienen de la vida. Esto ha llegado al punto de adoctrinamiento desde la infancia sobre lo que consideran puro, correcto, moral e incluso ético. Su postura solo nos ha llevado a la desinformación, negando y rechazando cualquier punto de vista científico y médico del tema. Y a iniciativas como el pin parental, negando ahora el derecho a la educación integral, laica y diversa. 

El discurso pro-vida de la derecha mexicana, que en realidad debería ser llamado pro-parto, ha sido el responsable de esta inconcebible violación de derechos. Su “movimiento” violenta la integridad física, emocional y psicológica de las mujeres desde que son niñas. A su vez condena y reprime la diversidad sexogenerica de las personas, obligándolos a asumir un rol social (género) según su sexo. Son pro-parto porque no abogan por la vida, pues olvidan toda la violencia estructural, emocional, familiar y psicológica que sufren millones de personas en el país y de la que nunca hablan. Ninguna de las alternativas de la derecha mexicana son viables para nosotras, las feministas socialistas, quienes vemos cómo mientras hablan del respeto de la vida son promotores del odio contra la comunidad LGTBQ. 

A la posición hipócrita de la derecha provida, que plantean aisladamente el tema del aborto nosotras decidmos: educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir, aborto legal para no morir. Es decir, el aborto es resultado no de una decisión individual sino de un sistema y una moral hipocrita que al mismo tiempo que prohibe el aborto estigmatiza la sexualidad, como si esta no fuera parte integral de un ser humano. Nosotras, decimos claramente que rechazamos esa moral que quiere imponer en nuestros cuerpos cadenas para restringirlo del placer de vivir. Como feministas socialistas, luchamos contra la moral burguesa que estigmatiza el aborto, la sexualidad y la diversidad sexogenerica. 

¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir, aborto legal para no morir!