Ni un repartidor menos
En tu pedido va mi vida
Por Josafat Arrieta, Alternativa Socialista México
Bajo esa frase cientos de repartidores de las principales aplicaciones móviles de entrega a domicilio han decidido agruparse y formar el movimiento “Ni un repartidor menos”, el cual se encuentra afiliado al colectivo internacional Precarious Riders of the World (Ciclistas precarios del mundo) y cuenta con miembros en las principales ciudades del país. Desde esta plataforma los llamados “socios” han decidido poner un alto y luchar contra los abusos de las empresas con las que trabajan, al mismo tiempo que buscan visibilizar ante los miles de usuarios de estas apps algo tan obvio que muchas veces se olvida, quien está del otro lado de la pantalla también es un ser humano.
Queremos que en la entrada del restaurante o en la puerta de una casa, se entienda que no va una app sino una persona y que, en ese pedido, está nuestra vida
Saúl Gómez, vocero de Ni un repartidor menos
El colectivo surgió en noviembre de 2018, después de la muerte del repartidor José Manuel Matías, quien fue atropellado por un tráiler mientras circulaba por una de las avenidas de la Ciudad de México, uno de los 12 repartidores que han fallecido en accidentes viales desde entonces a la fecha. A partir de este trágico hecho un grupo de repartidores decidió organizarse para defender sus derechos y protegerse, o al menos auxiliarse, entre ellos ante los peligros a los que son expuestos a lo largo de su jornada.
Durante casi dos años el movimiento ha construido una amplia red que les ha permitido identificar a cada uno de sus miembros y auxiliarlos si sufren algún accidente. De acuerdo a la “Encuesta de Condiciones Laborales de Repartidores/as de apps 2020” el 64% de los repartidores han tenido algún tipo de accidente. Son víctimas de la delincuencia -de acuerdo a la encuesta mencionada, el 28.6% de ellos- o si tienen percances con algún usuario de estas aplicaciones. Y si bien están orgullosos de estos pequeños pasos que han dado, no olvidan que su lucha es mayor y no deben parar hasta lograr su objetivo.
“Ni un repartidor menos” no busca que esta forma de empleo y las aplicaciones desaparezcan, sino justamente que la relación laboral sea reconocida como tal. Y es que el principal problema que enfrentan los cerca de 15,000 repartidores que operan en nuestro país, es que legalmente no son trabajadores de las empresas, ya que al ser considerados “socios” y una forma de autoempleo, no es necesaria la firma de un contrato laboral, por lo tanto no existen prestaciones ni obligaciones de los patrones para con los repartidores.
La demanda principal de este movimiento engloba tres grandes aspectos que no resultan menores. El primero de ellos es la protección ante los accidentes, ya que si bien actualmente las empresas han comenzado a contratar servicios de seguros, ponen demasiadas trabas para que se haga efectivo el apoyo a los repartidores. Otro de ellos es la protección y defensa ante las agresiones o actos de discriminación llevados a cabo tanto por los restaurantes como por los usuarios. Y por último se encuentran la exigencia de prestaciones, a las que todo trabajador mexicano tiene derecho y entre las que destaca la seguridad social.
La lucha de “Ni un repartidor menos” ha logrado tirar la falsa imagen de libertad que había sido construida alrededor de esta forma de “autoempleo”. Y es que el horario flexible y la idea de que uno ingresa tanto como desee trabajar. enmascara realmente una nueva forma de explotación laboral en donde los “socios” son quienes asumen todo el gasto por su equipo de trabajo (mochila, celular, paquete de datos, vehículo e incluso el uso de la aplicación) y quienes ponen su integridad en riesgo, a cambio reciben una muy minoritaria parte de los beneficios que obtienen las empresas.
De acuerdo a los datos de la “Encuesta de Condiciones Laborales de Repartidores/as de apps 2020”, realizada por el colectivo Gatitos contra la Desigualdad, sólo el 25% de los repartidores gana $54, o más, por hora. Mientras que el 50% de ellos ganan $42, o menos, por hora. Los datos de esta encuesta coinciden con las declaraciones de Saúl Gómez, vocero del movimiento, quien afirma que sólo una fracción minoritaria de sus compañeros alcanzaban ganancias de entre $12,000 y $13,000 pesos mensuales.
⟪Queremos decirlo en alto: no somos socios, no somos libres, no tenemos un trabajo que nos permita pensar en un mejor futuro⟫
Saúl Gómez, vocero de Ni un repartidor menos
Ante las denuncias del colectivo no faltarán aquellas voces que, con argumentos simplistas, pretendan revictimizarlos al plantear que ellos son los responsables de su situación y para resolverla únicamente deben dejar de trabajar en este sector de la economía para desempeñarse en otras actividades. La realidad es que justamente muchos de estos trabajadores eligieron la opción de ser repartidores ante la falta de empleo en el sector formal y las pésimas condiciones laborales que sufren las y los trabajadores en México. Por lo que ven una salida en el autoempleo y el horario flexible ofrecido por empresas como Rappi, Uber Eats o Sin Delantal, ya sea como un empleo de tiempo completo o como una forma de completar sus ingresos.
Así mismo, la complicada situación económica y sanitaria generada por la crisis del Covid-19 ha puesto a este sector de los trabajadores en la primera línea de riesgo. Las y los repartidores se han visto obligados a permanecer activos y poner en peligro su salud, a pesar de la pandemia sin ningúna medida de seguridad, protección o pago extra por parte de las aplicaciones. Nuevamente son los trabajadores quienes son sacrificados para el beneficio de las empresas, las cuales aumentaron sus ventas en un estimado del 50% durante el desarrollo de la Jornada Nacional de Sana Distancia, sin que esto se traduzca en una mejora de las condiciones laborales. Nosotros ponemos los muertos y ellos se quedan las ganancias.
La lucha y la presión ejercida por el movimiento ha obligado a algunas de estas empresas a sentarse a escuchar las demandas de los repartidores. Sin embargo, a pesar de esta aparente intención de escuchar y de las declaraciones de los directivos de las compañías, quienes muestran ante la opinión pública la intención de mejorar las condiciones bajo las que laboran los repartidores, los discursos no se han traducido en acciones concretas y tangibles. Dejando leer entre líneas que mientras sus ganancias sigan incrementando, el asunto no será primordial para ellos.
Las empresas deben dejar de usar la máscara del autoempleo y las libertades en el ámbito laboral para deslindarse de las responsabilidades con quienes hacen posible su funcionamiento, las y los trabajadores. Es inaceptable que ante los accidentes y las agresiones de las que son objeto los repartidores, las empresas pongan trabas o hagan la vista gorda en lugar de facilitar los medios para atender y asegurar el bienestar de quienes las sostienen e que incluso lleguen a sancionar al repartidor accidentado por no entregar el pedido. Desde Alternativa Socialista nos solidarizamos con la lucha de las y los repartidores y sumamos nuestras voces a las de aquellos que exigen condiciones laborales dignas para las y los trabajadores.
¡Ni un repartidor menos!