Límites y contradicciones de la 4T: un análisis marxista rumbo a las elecciones de 2024.

Han pasado seis años desde el 1 de julio de 2018 en que millones de trabajadores y oprimidos lograron imponer su voluntad, marcando un punto de inflexión en la historia reciente de México. Periodo en el cual millones de oprimidos han experimentado y sido parte de distintas batallas contra la derecha y la burguesía, pero también de quienes han intentado impedir que sean las y los trabajadores y oprimidos quienes tomen su destino en sus manos. 

Escrito por Alternativa Socialista, Alternativa Socialista Internacional en México.

La victoria en 2018 de Andrés Manuel López Obrador fue el resultado de años de batallas no solo contra la derecha y la burguesía, sino también contra la política conciliadora del reformismo que llevó a un proceso de enorme desgaste del régimen. Desde el fraude de 1988, pasando por la conformación del PRD, la insurrección del EZLN en 1994, la huelga de la UNAM en el 99-2000, hasta la huelga del IPN en 2014 y la lucha por los estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa pasando por el convulso año de 2006 con el fraude electoral, la lucha de la APPO en Oaxaca, la lucha contra el aeropuerto en Atenco y la huelga en SICARTSA. Todas estas batallas forman parte de las experiencias que antecedieron y se expresaron en la elección del 2018. 

Por supuesto esto no significó un cheque en blanco, millones de simpatizantes y votantes de Morena han sido los primeros en exigir el cumplimiento del programa de gobierno de Obrador como el esclarecimiento de los sucesos de Ayotzinapa en 2014, el rescate de los mineros de Pasta de Conchos, la democratización de los sindicatos, o el fin de la militarización y la violencia en el país. Todos estos, como otros, que aún siguen siendo promesas sin cumplir.

Avances y retrocesos en tiempos de la 4T

Este fenómeno no puede ser mejor ilustrado en todos sus matices que en las contradicciones que siguen la candidatura a la presidencia de Claudia Sheinbaum. No podemos minimizar lo que representa que la primera mujer presidenta en la historia del país se reivindique de izquierda, como tampoco podemos minimizar el rol que ha jugado al enfrentarse a la lucha feminista durante su gestión como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Las jornadas de represión que encabezó durante las manifestaciones contra la violencia patriarcal en la Ciudad de México, su apoyo a personajes como Félix Salgado Macedonio y Porfirio Muñoz Ledo, y demás alianzas cuestionables bajo la excusa del pragmatismo ciego, contrastan con el rol que va a jugar su victoria en el recrudecimiento de una reacción misógina por parte de la derecha y el golpe contra del machismo que va a significar su victoria electoral y el cuestionamiento del rol de las mujeres en la vida política del país. Es necesario hacer un balance de cuales de sus politicas son retrocesos o avances no solo para el movimiento feminista, sino para las y los trabajadores y oprimidos en su conjunto. Pero lo más importante que está ocurriendo en este periodo electoral es que ambas son caras de una misma política, por más contradictorias que parezcan. 

Esto no es un fenómeno que experimenta exclusivamente la candidatura de Sheinbaum, inclusive es también la contradicción de la política del presidente en la que podemos encontrar avances y retrocesos. Mientras que el número de asesinatos en el país ha disminuido durante su sexenio, estas elecciones federales del 2024 se perfilan para ser algunas de las más violentas en el país en mucho tiempo. Tan solo en enero fueron asesinados cinco candidatos a cargos de elección popular, 19 si se cuenta a funcionarios públicos y familiares. La violencia político-electoral ha incrementado significativamente durante el sexenio de Obrador (según datos del informe Votar Entre Balas), producto de la falta de proyectos viables y la crisis política que también enfrenta la derecha. Y es parte de un proceso más amplio en el que buscan aferrarse al poder y he impedir que se sigan dando pasos adelante a toda costa, ya sea incorporándose a las filas de Morena (como lo mencionamos en La rebelión de las bases de Morena contra el oportunismo de la dirección) o atrincherarse en espacios desde donde seguir lanzando ataques contra la clase trabajadora.

Una alternativa política para los trabajadores y oprimidos

Quienes dan la lucha por los derechos de la comunidad LGBT, (en especial en contra de los ataques a la comunidad trans), de los pueblos originarios, quienes luchan por el territorio y el agua, entre muchas otras personas que luchan por conquistar sus demandas, se encuentran en esta misma encrucijada. Intentando rebasar por el flanco izquierdo al viejo régimen político mientras este hace agua por todos lados e intenta  evitar ser botado al basurero de la historia. Todas estas son las consecuencias de la crisis política a la que nos enfrentamos, y los intentos de remendar el capitalismo mexicano “con rostro humano”.

Este periodo de avances y retrocesos, de victorias contradictorias para la clase trabajadora, es parte de una crisis económica internacional a la que se enfrenta el capitalismo a nivel mundial. No es una casualidad que tan solo en el continente tanto los gobiernos progresistas como los de Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia o López Obrador en nuestro país, así como  derechistas como Bolsonaro, Trump o Milei se reivindiquen anti-elites, anti-globalización y nacionalistas. Por ello no es casualidad el triunfo relativo de la clase trabajadora en Argentina que ha logrado derrotar parcialmente a Milei, impidiendo la aprobación de la ley Omnibus. O bien lo que parece será una nueva derrota para el ultraderechista argentino, que ha impulsado un nuevo ataque, esta vez contra el movimiento feminista que esta preparando una potente movilización para el próximo 8 de marzo en Argentina. En ambos casos, el ejemplo es claro: solo con la lucha en las calles, con la movilización y organización de la clase trabajadora podrá detener a la derecha y a la burguesía a nivel mundial. Y aún más, sólo mediante la movilización y la organización de los trabajadores, de los jóvenes, de la comunidad LGBTQ+, de los campesinos y las mujeres es como se podrán hacer realidad los deseos y demandas de millones de oprimidos en el mundo. 

En un periodo tan complejo como el nuestro, el peor enemigo es la confusión, y nuestra mejor arma la claridad. Perder de vista lo que está ocurriendo en la realidad del país por concentrarnos en los resultados de solo una u otra batalla en estas elecciones solo beneficiará a la derecha, pero entender con claridad la situación, por más contradictorias que parezcan las estas batallas, es lo único que puede asegurarnos nuevas victorias. Pero ello requiere organización y movilización, a partir de la discusión de los aciertos, los errores y los límites de Obrador y de la dirección de Morena. Es decir, requiere hacer un balance que señala no solo lo que ha ocurrido, sino especialmente que indique el camino a seguir el próximo periodo. Esto es lo que cotidianamente hacemos desde Alternativa Socialista, para contribuir en la discusión, la movilización y la lucha de millones.