2025, un año turbulento

El ascenso de la ultraderecha en Europa, escalada bélica en el Medio Oriente, nuevos polos hegemónicos regionales y caos económico y político global. Este periodo está siendo marcado por una serie de múltiples crisis ocurriendo por todo el mundo. Pero a la historia la determina la lucha de clases. Entender en dónde están situadas las fuerzas que libran las próximas batallas es crucial para comprender el desarrollo de los acontecimientos y cómo debemos posicionarnos los trabajadores y oprimidos frente a estas si no queremos ser presa de intereses ajenos a los de nuestra clase
Escrito por Alternativa Socialista, Proyecto por una Internacional Marxista Revolucionaria en México.
Las múltiples crisis que enfrentamos en la actualidad tienen una relación dialéctica entre sí mismas: el sistema capitalista. La crisis económica, la crisis política internacional, la crisis ambiental, la crisis migratoria, todas ellas se fundan en las contradicciones del sistema y su incapacidad para resolverlas sin generar nuevas y profundas crisis. No se trata solamente de diversas crisis que coinciden en el tiempo, sino de una dinámica en la que estas crisis se retroalimentan unas a otras. Basta el ejemplo de la crisis ambiental que ha provocado el incremento de las temperaturas a nivel global y que son causantes de los incendios en Los Angeles, California. Y el impacto que estos han provocado en miles de personas en esa ciudad. Los incendios han causado pérdidas por más de 30 mil millones de dólares, lo que ha su vez ha causado ya una caída en los valores de las aseguradoras, que se han declarado insolventes para asumir las pólizas de seguro. O bien la disminución en las precipitaciones en Panamá, asociadas al fenómeno de El Niño, y que entre otras cosas han provocado en 2023 una crisis en el Canal como consecuencia de la disminución del flujo de agua. Lo que parecía un fenómeno pasajero, amenaza con convertirse en algo que llegó para quedarse en el paso de mercancías valoradas 270 millones de dólares cada año.
Escalada militar en el Medio Oriente
El 8 de diciembre pasado cayó el régimen de Bashar Al-Assad en Siria después de un ataque de tan solo 10 días por parte de la guerrilla HTS. El derrocamiento de Al Assad ya ha tenido consecuencias en la región como el reforzamiento de la posición de Israel en Medio Oriente con apoyo de EEUU con el objetivo de ampliar su influencia y poder regional. Ello ha propiciado un reacomodo de otras potencias regionales como Turquía e Irán, apoyado por Rusia, que temen el incremento de las presiones por parte de Israel.
Pero dentro del entramado de todos estos conflictos militares hay un constante estira y empuja no sólo entre ejércitos nacionales, sino también entre clases. Ante la intentona de imposición de la ley sharia en Siria, el dogma islamico como derecho en un país laico, la respuesta de las mujeres de clase trabajadora sirias fue lanzar una huelga en Damasco que días después detonó otra serie de protestas más amplias en contra del mandato de HTS. El cambio brusco de la imagen de Ahmed al-Charaa, quien pasó de ser un líder terrorista a presidente provisional en la prensa mundial, reflejan los intentos por estabilizar Siria por parte de la burguesía europea con miras a fortalecer también sus intereses en esa región. Especialmente frente a la amenaza de Rusia y la guerra en Ucrania.
Sin embargo, los conflictos actuales no solo se intensifican por dinámicas globales, sino también por las luchas regionales que revelan lecciones importantes para la clase trabajadora. La Alianza de Estados del Sahel, conformada por Mali, Níger y Burkina Faso, ha adoptado una retórica anti colonial en su lucha por liberar a la región del neocolonialismo francés, pero esta no implica una ruptura real con las estructuras económicas extractivistas propias del colonialismo. En lugar de la clase trabajadora organizada, son nuevos caudillos militares quienes han ocupado los espacios dejados por los antiguos opresores, ante lo que se hace indispensable que los trabajadores se organicen para enfrentar tanto a la burguesía internacional como a la nacional. Esta lección es crucial para las demandas que buscan detener los conflictos actuales y el principal factor que marca la diferencia con las recientes revoluciones del sureste asiático como en Bangladesh y Sri Lanka, donde la clase trabajadora ha logrado reemplazar a sus opresores mediante una lucha organizada.
Una nueva tormenta económica se avecina
Mientras esto sucede en el Medio Oriente, en la Eurozona la economía de Inglaterra se enfrenta a una recesión económica de graves proporciones. Este descalabro económico fue precipitado por Liz Truss en 2022 al imponer un presupuesto de austeridad mientras implementó recortes de impuestos para los más ricos. Abriendo de par en par las compuertas de la crisis económica y llevando a Liz a solo estar 22 días en el gobierno antes de renunciar a su cargo. Esta crisis económica no solo significa inflación y carestía para la clase trabajadora, sino que también se ha manifestado en las calles debido a la falta de alternativas políticas y a la desesperación de la burguesía por mantener sus ganancias.
Alemania, motor económico de la Unión Europea, se enfrenta a una de sus peores crisis en décadas. Desde 2023 la economía alemana había sufrido una caída, como consecuencia del incremento de los precios provocado por la guerra en Ucrania. Lo que no ha dejado de agudizarse, pues desde el último trimestre de 2024 sufre de crecimiento negativo con lo cual podría estar en los comienzos de una recesión. Ello sin considerar los efectos del conflicto imperialista en curso, la Nueva Guerra Fría, que amenaza con acentuar más esta situación. Ejemplo de ello son los anuncios de Volkswagen de despedir a 35 mil trabajadores en sus plantas alemanas, ante lo que reconocen como una incapacidad para competir en el mercado de coches eléctricos que lidera China.
Las perspectivas del Banco Mundial para 2025 no son nada halagadoras, según este organismo la economía mundial crecerá un 2.7%. Lo que en un principio parece positivo, salvo que es el mismo ritmo de crecimiento de 2024 y se espera que sea el mismo en 2026. En otras palabras, el Banco Mundial espera una disminución en el ritmo de crecimiento, que dicho de forma simple significa una ralentización de la economía mundial. De hecho, el organismo reconoce que el desempeño de la economía mundial será más débil que antes de la pandemia de Covid 19. A ello se deben sumar los efectos de la política de Trump, que ha amenazado con imponer aranceles a las importaciones de Europa, México, China y Canadá. Lo que no hará sino incrementar los costos en EUA, desajustando y dinamitando aún más la economía mundial.
El ascenso de la extrema derecha, crisis políticas y la falta de alternativas de izquierda
En julio y agosto pasados ocurrieron una serie de revueltas raciales en Inglaterra, en las que grupos de extrema derecha anti-migrantes llamaron a atacar a los migrantes árabes a partir de una noticia falsa sobre el asesinato de unos niños por parte de inmigrantes arabes. La respuesta de la clase trabajadora fue avasalladoras frente a las pequeñas fuerzas de la extrema derecha, haciendo viral una fotografía en Bristol de un pequeño número de ultraderechistas custodiados por la policía de una turba masiva de manifestantes convocados por la solidaridad con los migrantes.
Ejemplos similares se han repetido en países como Francia y Alemania, motivados principalmente por la extrema derecha del Frente Nacional y Alternativa para Alemania que han fomentado el discurso xenofobo en sus respectivos países. De hecho, en Alemania el pasado 23 de febrero, AfD se ha posicionado como segunda fuerza después de la UCD, lanzando al Partido Socialdemócrata del canciller Olaf Scholz al tercer lugar. Como diversos medios han señalado se trata de la peor derrota de la socialdemocracia alemana en décadas, y el mejor resultado de la extrema derecha alemana desde la caída del nazismo en 1945. Lo que no es una casualidad, sino dos fenómenos interconectados. La crisis política de Francia, Alemania o Inglaterra, no es sólo producto de la extrema derecha sino de algo mucho más profundo, el enorme malestar entre millones y la falta de alternativas claras frente a esta situación.
El ascenso de la extrema derecha, no solo es producto de la crisis política sino una de sus expresiones. La desesperante situación de millones de personas en Alemania, Francia o Estados Unidos es la causante de la búsqueda desesperada de alternativas que encuentran en la extrema derecha un camino ante la falta de alternativas de izquierda claras. Ejemplo de ello es la elección de Donal Trump en EUA, donde fue él único candidato que abordó la situación económica en campaña y que como diversos analistas han señalado es lo que le granjeó el apoyo decisivo del voto latino. Frente a ello, Kamala no abordó ninguno de los problemas que aquejan a los trabajadores norteamericanos mientras el otrora popular Bernie Sanders pasó desapercibido tras apoyar la campaña de Harris, y solo volvió a atraer la atención en la toma de protesta de Trump al no pararse en el juramento.
Lejos de la Eurozona, otro ejemplo del protagonismo de la lucha de clases también quedó claro en Corea del Sur, donde la intentona golpista de Yoon Suk-Yeol fue detenida no solo por presiones parlamentarias, sino principalmente por la amenaza de una huelga general liderada por la mayor central obrera del país. Fue la fuerza de los trabajadores organizados lo que obligó al presidente a dimitir de su cargo tras levantar su declaración de la ley marcial. En todos los casos, no son los partidos políticos o las propuestas electorales lo que define los resultados, a través de la historia siempre ha sido la lucha de clases lo que determina el resultado de los saltos que da la historia.
¡Por una alternativa para la clase trabajadora y los oprimidos!
Este es el periodo al que nos enfrentamos, entre una era vieja y una nueva desconocida. Nadie puede afirmar que la historia haya terminado, y si bien debemos mantener un ojo sobre las particularidades regionales que hacen a una región u otra especialmente susceptible a sufrir las consecuencias de la crisis capitalista, lo importante es recalcar la importancia de la lucha de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los campesinos y los oprimidos en general. Son las masas las que en última instancia determinan los procesos políticos e históricos.
En este escenario de múltiples crisis, construir y fortalecer la organización de los trabajadores y oprimidos es crucial para defender nuestras conquistas y ampliarlas. Para ello, se necesita construir un programa que refleje las demandas más sentidas del pueblo trabajador, levantando consignas que permitan agrupar al conjunto de nuestra clase. No se trata solo de la lucha por la defensa de nuestros salarios y prestaciones, sino del conjunto de nuestras demandas incluyendo los derechos de las mujeres, la comunidad LGBTQ+, los migrantes, los campesinos, los jóvenes, etc. Demandas y consignas que son y han sido parte de la historia de nuestra clase.