Trabajadores y socialistas de Starbucks en Brooklyn unen fuerzas para luchar contra el anti-sindicalismo 

El 22 de marzo, a las 3:00 p. m., el Starbucks en Caesar’s Bay Brooklyn, Nueva York, cerró su tienda antes de tiempo para prepararse para una reunión celebrada por los ejecutivos corporativos a la que todos los empleados debían asistir, independientemente de los horarios de los turnos.

Escrito por Atalya Sternoff, Socialist Alternative (ASI en EUA).

Este tipo de reuniones se han vuelto más comunes en todo el país en respuesta a la ola de organización sindical entre los trabajadores de Starbucks y otras cafeterías. Los ejecutivos intentarán convencer a su personal de que están allí para escuchar las quejas de los trabajadores con el objetivo de llegar a un compromiso, implicando que los sindicatos son un “tercero innecesario”. Sin embargo, muchos trabajadores son cada vez más conscientes de que estas reuniones son una táctica seria para destruir sindicatos empleada para aplastar y disminuir cualquier apoyo sindical, especialmente en los trabajadores menos informados sobre lo que son los sindicatos, o para asustar a los que aún están construyendo su confianza en la lucha. Este mensaje es extremadamente incorrecto y dañino: los trabajadores son el sindicato, y tener un sindicato de lucha es la única forma de garantizar que los trabajadores ganen sus demandas. Pero no solo el lenguaje es dañino, estas reuniones también pueden proporcionar un camino para que los ejecutivos pretendan satisfacer una demanda que puede ser arrebatada en cualquier momento.

Por ejemplo, una de las demandas de los trabajadores de Caesar’s Bay es tener horarios garantizados. Los ejecutivos pueden decir fácilmente “¡no hay problema!” y conceder esta demanda por un período de tiempo de unas pocas semanas, con la promesa de satisfacer otras demandas a solo un par de pasos de distancia, hasta que la fecha de la votación sindical pase y abandonen la nueva política, volviendo a la rutina como antes de la amenaza de construir un sindicato. Y si alguna demanda se cumple genuinamente, es prueba de que se trata simplemente de concesiones que han sido ganadas exclusivamente por los trabajadores organizándose y dejando claras las necesidades de su lugar de trabajo.

En cuanto el Starbucks de Caesar’s Bay hizo pública su intención de sindicalizarse junto con otras cuatro ubicaciones en toda la ciudad de Nueva York. ¡Los miembros de Socialist Alternative estaban ansiosos por ayudar a los trabajadores a ganar su sindicato de cualquier manera que podamos! Inmediatamente después de que los trabajadores de Caesar’s Bay hicieran el anuncio, nuestros miembros de Brooklyn fueron a la tienda para ver cómo podíamos involucrarnos.

Desde que la compañía comenzó a cotizar en bolsa, a los trabajadores de Starbucks se les ha recortado el horario, se les han asignado turnos que entran en conflicto con las clases u otras obligaciones, y se les ha apartado para tener reuniones individuales con ejecutivos equipados con propaganda anti-sindical e intentos de comprar votos en contra con promesas de aumentos o promociones (a puestos que los trabajadores nos dijeron que estaban completamente inventados). Estos son solo algunos de los métodos empleados por Starbucks para amenazar y asustar a los trabajadores para que se alineen y abandonen todas las actividades de construcción sindical.

Comenzamos haciendo campaña, reuniendo firmas de petición en protesta por la destrucción de sindicatos de Starbucks de parte de miembros de la comunidad que mostraban su solidaridad con los baristas de Starbucks que luchan por el derecho a organizarse. Los trabajadores en el interior podían ver a través de las ventanas que la comunidad los apoyaba, lo que se demuestra por las consignas colocadas bajo el nombre “Sindicato Fuerte” o “Sindicato Sí”. Al final de uno de nuestros turnos de canvaseo, los trabajadores nos informaron sobre una reunión de “público cautivo” que Starbucks estaba realizando ese martes y nos invitaron a salir para manifestarnos justo afuera de la tienda mientras sucedía.

La tarde del martes fue ventosa y fría, y los transeúntes no sabían por qué la tienda cerró tan temprano. A través de las ventanas pudimos ver a los trabajadores sentados en un círculo de sillas y saludamos a los que reconocimos. Entonces comenzamos a cantar. A todo volumen gritamos: “¿Qué es asqueroso? ¡Destruir un sindicato!” y entablamos conversaciones con miembros de la comunidad preguntándose qué estaba pasando. Los ejecutivos nos volteaban a ver cuando cantábamos, y éramos demasiado visibles mientras platicabamos con la comunidad y recogíamos firma tras firma de entusiasta apoyo.

La reunión estaba programada para las 4:00 p. m. y las 5:00 p. m., pero a las 4:45, los trabajadores salieron con las cajas de pizza que les regalaron en sus brazos, ya que la reunión terminó más temprano de lo esperado porque los trabajadores se negaron a contribuir a la reunión.

En ese momento, los trabajadores riendo nos dijeron que los ejecutivos estaban visiblemente nerviosos cuando comenzaron nuestros gritos y pisotones, y un trabajador incluso señaló a un ejecutivo por mentir acerca de la seguridad de la tienda.

“La intención de la reunión era hacernos ventilar nuestras quejas para que pudieran determinar a qué trabajadores atacar con la represión anti-sindical”, me dijo más tarde Megan, una de las principales organizadoras de este lugar. “Pero nuestro silencio hizo que la reunión resultara contraproducente. Los ejecutivos actuaron como si la reunión fuera solo para revisar cómo estabamos. No hubo una sola mención del sindicato”.

Acciones como estas demuestran la efectividad y la absoluta necesidad de los métodos de agitación dirigidos por los trabajadores. Los trabajadores de Starbucks nos invitaron a presentarnos e interrumpir una reunión de audiencia cautiva habitual, pudimos descarrilar por completo y cerrar una de las tácticas anti-sindicales favoritas de Starbucks.

Este esfuerzo solidario es un claro ejemplo de lo que se puede lograr cuando los trabajadores son capaces de organizarse y luchar por reivindicaciones desde la perspectiva de la lucha de clases. Podemos sindicalizar nuestros trabajos, podemos ganar contratos que satisfagan nuestras demandas, podemos ganar luchas por los derechos de inquilinos y contra las legislaciones propuestas por la derecha.

Los trabajadores de Starbucks en Caesar’s Bay recibirán sus boletas el 8 de abril, y con la solidaridad y la lucha trazando el camino, están seguros de lograr la victoria.