¡La UNAM sí para! ¡Salarios dignos para todos los profesores!

Ha pasado ya un mes desde que en diversas facultades y escuelas de la Universidad Nacional Autónoma de México entraron en paro de actividades debido a la falta de pagos a profesores y adjuntos. Hay que reconocer que se han conseguido pequeños avances en cuanto al pago parcial de lo adeudado por la universidad. Sin embargo, el movimiento ha comenzado a señalar puntos frágiles en la Universidad y ha permitido ver que a las y los directivos les interesa poco la difícil situación que atraviesan docentes y adjuntos.

Escrito por Alternativa Socialista, ASI en México.

En el caso específico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), la comunidad estudiantil decidió entrar en paro tan sólo un par de semanas después de haber levantado el primer paro votado previo a las vacaciones de Semana Santa. La decisión se dio tras la poca disposición mostrada por las autoridades al diálogo con la comunidad de la facultad. Esta situación despertó la molestia de un sector importante de la comunidad, que se ha mostrado firme en su defensa de las demandas del movimiento.

El paro de actividades que atraviesa la FCPyS y otras facultades y escuelas se da en condiciones atípicas. El hecho de que las clases y actividades académicas se estén desempeñando en línea ha impedido que el paro sea respetado en su totalidad por aquellos quienes se oponen al mismo. De la misma manera, la falta de discusiones y deliberación en un espacio presencial ha reducido el número de personas que se involucran activamente en el mismo.

A pesar de estas dificultades, se han llevado a cabo espacios de diálogo entre estudiantes, profesores y adjuntos, que han permitido elaborar demandas en conjunto y poner sobre la mesa de debate las problemáticas relacionadas con la falta de pagos. Y es que el problema evidenciado por este movimiento docente-estudiantil va más allá de los pagos incompletos o adeudados. Se ha hecho evidente que desde hace años existe un grave problema de precarización laboral en la universidad, mismo que había sido normalizado por autoridades y la comunidad en general.

Del mismo modo, los ataques y descalificaciones desde la dirección de la FCPyS han sido constantes, situación que se ha repetido en algunas otras facultades como la Facultad de Derecho. A través de comunicados la directora, Carola García, ha tratado de asociar al movimiento en Políticas como una forma de desestabilizar la universidad en tiempos electorales. Al mismo tiempo, se ha tratado de forzar la reanudación de clases a través de diversos mensajes, en tono de amenazas que han llegado mediante sus docentes a las y los alumnos, anunciando que la dirección desconoce el paro y que quienes en apoyo al paro no asistan a clases, serán acreedores a un NP en sus calificaciones semestrales.

Las torpes maniobras de la dirección para dividir, doblegar y golpear al movimiento que ha surgido no han dado resultados. Lejos de lograr sus objetivos, estas acciones sólo han provocado la molestia de la comunidad, quienes reclaman que la Directora Carola García de la cara frente a las y los profesores y adjuntos que integran la planilla docente. Sin embargo, a la fecha y a pesar de haber sido convocada ya dos veces a un diálogo con el Claustro Docente de la FCPyS, la directora no se ha presentado, escudándose en otras autoridades y el Consejo Técnico de la facultad.

Aunque resultan indignantes estas actitudes de algunos docentes y autoridades, no sorprenden realmente. No es casualidad que sean profesores de tiempo completo o aquellos que tienen asegurada su fuente de ingresos fuera de la UNAM quienes se posicionan en apoyo a la directora. Para ellos las demandas del movimiento no resultan urgentes, pues no les afecta en nada la problemática que se ha denunciado desde inicios de este semestre. Sin embargo, estos individuos olvidan que su realidad no es la realidad de la gran mayoría (70%) de la planilla docente de la facultad y de la UNAM en general, integrada por profesores de asignatura, cuyo sueldo ronda aproximadamente los 1,500 pesos mensuales y sobre quienes recae la mayor carga docente.

Pero la disparidad salarial entre directivos/profesores de tiempo completo y profesores de asignatura es sólo uno de los tantos problemas que enfrenta hoy el personal de la universidad. Prueba de ello es que desde hace unos años la lucha por la basificación completa del personal de la UNAM ha cobrado más fuerza. Y es que resulta inaudito que una institución académica, que presume de estar entre las mejores de América Latina, sea incapaz de tratar con dignidad y respetar los derechos laborales de sus trabajadores.

Del mismo modo, en estos momentos se comprende que en parte el ataque de las autoridades contra el personal se ha hecho posible debido a la falta de una representación sindical fuerte e independiente en la universidad. Actualmente existen dos organizaciones sindicales en la universidad. Sin embargo, ni la AAPAUNAM, un sindicato blanco propatronal quien posee el Contrato Colectivo de trabajo del personal académico, ni el STUNAM, cooptado por la burocracia sindical, se han mostrado interesados en defender los derechos de las y los trabajadores académicos.

Igualmente, no se debe entender la crisis al interior de la Universidad Nacional como algo ajeno al proyecto neoliberal. Desde mediados de los años 80´s la universidades públicas han sufrido múltiples recortes de presupuesto, los cuales golpean más a trabajadores administrativos y profesores de asignatura que a los directivos. Inclusive, estas ofensivas contra la educación pública no han cesado con la llegada de López Obrador a la presidencia. La lucha en defensa de la educación pública, gratuita, científica, popular y de calidad no puede, ni debe depender de algún gobierno, ni se limita a los muros de las mismas universidades. Sólo la clase trabajadora organizada puede defender esta trinchera y lograr nuevos avances en el tema.

La situación al interior de la UNAM deja claro que la lucha estudiantil-laboral está lejos de terminar. El movimiento que ha capturado la atención de propios y extraños ha apuntado a problemas tan evidentes que será imposible borrarlos del imaginario colectivo en un futuro cercano. Las demandas que reunen a más de 20 escuelas y facultades que se encuentran actualmente en paro se suman a la larga lista de problemáticas que han sido denunciadas en la UNAM desde 2018. Mientras la administración del Rector, Enrique Graue, no haga un esfuerzo serio por atenderlas, continuaremos siendo testigos de explosiones estudiantiles-laborales en la llamada “máxima casa de estudios”.

Menos orgullo universitario y clases por amor a la UNAM y más respeto a los derechos laborales

¡Solidaridad con la lucha de adjuntos y docentes!